El Madrid partía como favorito ante el Bayer Leverkusen. A pesar de adelantarse en el marcador con una jugada clásica entre Roberto Carlos y Raúl, los alemanes empataron gracias a un cabezazo de Lucio.
Pero la final será recordada por uno de los mejores goles de la historia de la Champions. La dificultad del golpeo, el centro de Roberto Carlos, la importancia del choque; una genialidad a la altura de Zidane, capaz de ejecutar una volea imposible a la escuadra derecha, para ganar una Champions. Los minutos finales de Casillas, héroe improvisado por la lesión de César, hicieron el resto ante un digno Leverkusen.
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